Cuando algunos leen en el nuevo testamento sobre los días sabáticos que eran sombras del cuerpo de Cristo y que murieron en la cruz, ellos se confunden y declaran que también se refirieron al sábado semanal. Cometen un gran error y guían a la gente que no sabe hacia el error. Veamos Colosenses 2:14 - 17 y leamos sobre la abolición de estos días sabáticos que estaban en la ley cuando ofrecían ofrendas de carne, ofrendas de bebida, la luna nueva, y los días de fiesta: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz;... Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, [el dia del banquete, A.S.V.] luna nueva o días de reposo, los cuales son sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”
No había nada en la ley de los diez mandamientos sobre la carne, las bebidas, las lunas nuevas, los días sábados (plural), o los días del banquete. Todos éstos estaban en la ley que el Señor le dio a Moisés que ordenara a la gente. El sábado semanal no se menciona en estos textos. Pablo dice claramente que él está hablando de los “días sábados que son una sombra de las cosas que están por venir,” y no del sábado semanal que era un monumento a algo que sucedió en el pasado en la creación.
El cuarto mandamiento no nos dice guardar el séptimo día como algo que está por venir. Dice: “Acuérdate del día de reposo (sabbath: dia de reposo), para mantenerlo santo. ... Pues en seis días el Señor hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos está, y descansó el séptimo día: por lo que el Señor bendijo el día de sábado, y lo santificó. “
Hay una gran diferencia entre una sombra típica y un monumento. Una sombra señala hacia adelante, y un monumento señala hacia atrás. El contraste es tan distinto como ése entre la noche y el día. Y para demostrar que él nunca tuvo el sábado semanal en mente, el Espíritu Santo mencionó claramente “días sábados como una sombra de las cosas que están por venir.” Por supuesto la palabra “días” en este texto (Colosenses 2:14 - 17) se provee, pero es justificada por el hecho de que la palabra “sábado (sabbath)” en Griego está en plural. Cualquier persona puede confirmar esto consultando cualquier léxico Griego.
La versión “King James” utiliza la palabra “día santo,” y algunos pueden entender que significa “el sábado semanal” y la expresión “días sábados” significa “los sábados anuales.” La versión estándar americana utiliza “día del banquete” en vez de “día santo.” Esto es correcto. Para la palabra “día santo traducida” viene del [hoerte] Griego, y en Juan 5:1 esta palabra se utiliza para señalar uno de los festivales anuales de los judíos: “Después de estas cosas había una fiesta [hoerte]de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.“
Éste es uno de los días santos de los cuales Pablo habló que habían sido abolidas. Así que las evidencias multiplican que es absolutamente incorrecto decirle a gente que este verso prueba que el sábado semanal fue abolido. Debemos ver más alla de que las “sombras” señalan a Jesús como el Salvador del pecado y nosotros actuamos con eso en mente. Pero el sábado semanal fue hecho para el hombre antes de que el pecado entrara en el mundo.
Las sombras que señalaban hacia su muerte como subsanación del pecado no fueron instituidas ciertamente hasta después de pecado. Pero el día de descanso del Señor existió antes que el hombre necesitara la sanación en la sangre para salvarlo de su culpabilidad. Ahora si el sábado semanal fue instituido antes del pecado, al igual que la institución matrimonial, no era una sombra de la muerte de Cristo como el Salvador del pecado; y su muerte nunca lo trajo a un final, así como tampoco trajo a un final a la institución del matrimonio. Ambas instituciones vinieron a nosotros del jardín puro del Edén.
El idioma de Pablo hacia los cristianos en Colosas demuestra que él tenía referencia a las ceremonias vagas qué apuntaban adelante y terminaron en la cruz. Observe cuidadosamente sus palabras en Colosenses 2:14: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.”
Claramente como él puede hacerlo, Pablo los declara como “ordenanzas” que fueron clavadas en la cruz. Eran las ordenanzas que serían “contrarias” a la fe que los cristianos acatan. De hecho él declara que la advertencia de éstos estaría en “contra de nosotros.” Ahora para el uso del buen sentido común. ¿Sería contradictorio a la fe cristiana y en contra de los principios cristianos el abstenerse de la idolatría, la profanidad, la profanación del sábado, deshonrar a los padres, el asesinato, el hurto, el adulterio, la blasfemia, y la codicia? ¿Cómo estaría esto en “contra” de nuestros principios el abstenerse de las inmoralidades y los vicios condenados por los diez mandamientos? ¡Qué absurdo sería pensar que Pablo discutía así! Él hablaba de otra ley que impuso ofrendas de carne, ofrendas de bebida, la reverencia a los banquetes, lunas nuevas, y los sábados anuales.
Las ceremonias cesan en el Calvario
Crucifixion¿Por qué el acatamiento de estas ceremonias después de la muerte de Cristo sería contra la fe y a las enseñanzas cristianas? La respuesta es fácil. Tome el sábado de pascua que venía durante el primer mes de cada año. La matanza del cordero de la pascua caracterizó la muerte del cordero del Dios. Para ofrecerlo después de su muerte dirían, en semejanza, que Jesús no había muerto. Sería una repudiación de su muerte y de su sangre salvadora. Tales reverencias serían seguramente contrarias a las enseñanzas del cristianismo. El apóstol Pablo declara, “porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1ª Corintios 5:7). Todas las otras ordenanzas típicas de la ley también señalaban la muerte de Jesús en la cruz. Todos estos banquetes, ofrendas de carne y de bebidas, y sábados que fueron clavados a la cruz, Pablo declara que eran “una sombra de las cosas que estaban por venir”; y entonces él agrega, “pero el cuerpo es de Cristo.” Es decir, el cuerpo, o la sustancia, que proyectan estas sombras era el cuerpo de Cristo en la cruz.
Ahora hasta un niño sabe que por la tarde cuando un árbol echa su sombra hacia el este, uno puede comenzar en el extremo de la sombra y seguirla hasta que él llegue al árbol, o el cuerpo, que lo proyecta, y allí cesa. Así que podemos ir al tiempo en que “por un hombre [Adán] comenzó el pecado en el mundo, y morir por el pecado,” y allí un Dios misericordioso prometió enviar un Redentor (génesis 3:15), un substituto, a morir en lugar del hombre. Para mantener al hombre continuamente recordándole sobre este suceso y para proveerle los medios de expresión de su fe en el sacrificio que estaba por venir, Dios instituyó estas ceremonias. La mayor parte fueron dadas al hombre inmediatamente después de la caída; otros fueron agregadas más tarde, y todas fueron incluidas en la ley que no fue escrita en las tablas de piedra.
Siga estas ceremonias vagas desde el Edén hasta la época de Moisés, y desde allí hasta la jornada del desierto, y por los siguientes centenares de años después del establecimiento de Cananea, y último al Calvario; allí cesan. Así que estaría en “contra nuestra” y “contrario” a nuestra fe el acatar estas ceremonias después de la muerte de Jesús. El hacerlo sería negar que él haya muerto. No es así con la otra ley. Es justo como necesario abstenerse de la idolatría, de la blasfemia, de la profanación del sábado, del asesinato, del adulterio, y del hurto después de la cruz al igual que antes. De hecho fue la violación de estos principios lo que causaron la muerte de Cristo. De haber sido puestos a un lado o cambiados para complacer la mente carnal, Jesús no habría necesitado morir.
Ahora con estas verdades ante nosotros, otra vez leamos Colosenses 2:14 - 17 y veamos cómo Pablo claramente revela que él no se refería a los diez mandamientos: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. “
La ley y el sábado, Walker de Allen, P. 113-116